… empiezan los malestares. El primero (y quizá el más duro) es el mal cuerpo que se te pone cuando te toca volver a pringar. El segundo es esa sensación desagradable que se produce al pensar que no hemos aprovechado bien el tiempo y que hemos perreado demasiado en vez de hacer cosas que ya debíamos de haber hecho hace ya algún tiempo.
No sé, es como si las vacaciones te ganaran el pulso y te dejaran roto ya el primer día…
Recordad: Controla tu fuerza pequeño “Luke”…
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